Mi nombre es, Javier Heriberto Salazar Tamez, y soy de Allende N.L.
Mi llamado comienza unos años atrás, tendría unos 12 años por aquel entonces. Estudiaba la secundaria, cuando un amigo me invitó con los Legionarios de Cristo, ellos venían a darnos pláticas los fines de semana, y después de un tiempo de estar asistiendo, me invitaron a ir a un retiro con ellos, al noviciado en donde ellos viven.
Ahí pasé muchas experiencias muy bonitas, pero lo que más me dejó marcado, fue dentro de una de las pláticas que nos dieron. Nos mostraron un video, de cómo era la vida sacerdotal, un video que me llegó tanto, sentía algo tan hermoso en mi corazón. Era una felicidad que no puedo explicar. Ya cuando nos íbamos del noviciado, recuerdo que le dije a mi mamá: “Oye ma´, yo quiero estudiar como ellos, yo quiero hacer lo que ellos hacen”. Claro que en ese entonces al estar más pequeño, mi madre no le tomó mucha importancia y me dijo: “que después”.
Así pasa el tiempo y al salir de la prepa, voy al retiro de Alvernia. Cuando regreso de Alvernia, la inquietud de querer estudiar como ellos, florece en mi nuevamente. Pensando bien las cosas, pues esa inquietud te da un poco de miedo, la primer pregunta que me hice fue, ¿y si realmente esto no es para mí?, ¿y si fallo?, pero el vicario de mi parroquia me dijo, que fuera al proceso vocacional, y le dije, claro que sí, si quiero ir. Él me explicó que era una etapa de discernimiento, en el que yo podría ir observando cuál es el llamado que el Señor me hace.
El proceso vocacional, me ha ayudado muchísimo a ir escuchando lo que el Señor me quiere decir. Es una etapa muy bonita, es algo que de verdad a mí en lo personal, me ha ayudado mucho, por el acompañamiento y el seguimiento del sacerdote que me asesora, por todos los temas que analizamos, por los retiros que tenemos, la convivencia. De verdad que te sientes en familia, y el Señor te va guiando, te va hablando, entonces te dispones a escuchar. Escuchar lo que el Señor te está diciendo, yo estoy muy feliz por lo que estoy viviendo. ¡No tengan miedo, el Señor siempre nos acompaña!