En mi familia siempre hemos sido muy católicos, gracias a mis papás que nos inculcaron el amor a Dios y el amor al prójimo. Por ese amor que mis Padres me enseñaron, yo puedo decir, que desde los 5 años deseaba ser sacerdote, e incluso jugaba a oficiar misa con mis hermanos y primos.
Viví toda mi niñez y mi adolescencia con ese deseo y esa cosquillita en mi corazón, de saber si de verdad Dios me tenía algo preparado, de saber si Él me llamaba a servirle en el sacramento del Sacerdocio. Toda mi vida ha sido en ambientes católicos. Fui acólito de los 7 a los 15 años, y aunque varios seminaristas me decían que entrara al Seminario, yo respondía, que lo mío “era para después”.
A mis 23 años de edad, me di cuenta de que mi vida, no era acorde a lo que Dios quería de mí, y que ése amor hacia Él, había disminuído de una manera muy considerable, y una noche estando en mi cuarto sentí esa necesidad de refrescar mi corazón tan sediento.Desde ese momento decidí ir a misa a diario, volver a involúcrame más en las cosas de DIOS, sólo así, encontré la paz y el amor a Dios, volví a los brazos de mi Padre. Con miedos, tomé la decisión de entrar al proceso vocacional por invitación de un seminarista.
Desde el primer día, en el proceso vocacional nos comentaron, que la vocación no es simplemente el sacerdocio, que la vocación a la que Dios nos llama es distinta, desde la vocación por un matrimonio santo , de una vida consagrada o del sacerdocio.
Hasta estos momentos la vivencia que he tenido en mi proceso vocacional, ha sido la más hermosa que he vivido en mi vida. He aprendido a entregar con amor mi vida a Dios, a entregarle mi confianza a Él esperando lo mejor, porque siempre nos dará lo mejor a cada uno de nosotros.
Es una experiencia que les recomiendo a todos los jóvenes que aún no saben para qué vinieron a este mundo. ¡Vivan este proceso! Si tú joven que lees esto tienes miedo, estás en un momento de inquietud te digo: lo mejor es arroparte en los brazos de Jesús y decirle “aquí estoy haz lo que quieras de mi”.
En los brazos de Jesús
Te compartimos el testimonio vocacional Orlando Galindo, de la Parroquia María Auxiliadora, quien actualmente está realizando su proceso vocacional.