Creo que mi contexto vocacional viene desde mi infancia, gran relevancia fue el que estuviera en una guardería de religiosas, y que junto con mi familia, me fueran encaminando en un ambiente de aprecio a la voz de Dios.
Soy el hijo único de una familia, que se centra en el valor concreto del amor y de aprecio hacia los hermanos.
A la edad de 15 años inicié mi proceso vocacional, un 14 de septiembre del 2015 a las 9:00 a.m. Era algo que esperaba con muchas ansias y alegría; ya que en años anteriores había querido ir, pero mis papás no me dejaban porque aún era muy pequeño.
Creo que uno de los principales retos de mi proceso vocacional era mi familia, el desprendimiento tanto de mis padres hacia mí y de mí hacia ellos. Un momento clave de mi discernimiento fue el “Buen Fin Vocacional”, de aquel entonces recuerdo a tres seminaristas, dos de ellos ya sacerdotes y uno diácono. En ese retiro pude comprender que mis necesidades, mis dudas, pero sobretodo el saber que Dios nos habla en el silencio.
El poder encontrarme con Jesús y saber que me llamaba e invitaba a ser feliz en el discernimiento y formación sacerdotal, fue algo meramente especial de parte de Él.
Actualmente estoy cursando mi 3° año de formación en el Seminario Menor de Monterrey donde a lo largo de ellos me he encontrado con Cristo Jesús, y he podido reconocer que Él me invita a seguirle con radicalidad en la felicidad del discernimiento.