Mi Nombre es Mario Martínez Rojas, tengo 23 años y soy estudiante de Relaciones Internacionales.
Hace varios años, el Señor me llamó a través de un retiro en la Parroquia San Lucas Evangelista, para encontrarme con Él y a partir de ahí mi corazón no volvió a ser el mismo.
Por gracia de Dios perseveré en el grupo parroquial Emaús. Fui encargado de la formación del grupo durante 3 años hasta octubre pasado, encontrando en cada retiro y en cada tema una oportunidad para evangelizar y transmitir la Palabra de Dios en los jóvenes.
Hace 1 año y medio, colaboro en la coordinación de la Pastoral Juvenil del Decanato, aceptando lleno de alegría este llamado de Dios. Así mismo, a principios de este año comencé a apoyar en Raza Nueva, encontrando en los jóvenes de las pandillas a Jesús de una forma muy especial.
Al mismo tiempo, Dios se valió de muchas personas para crear la Pastoral Vocacional del decanato. El camino no ha sido fácil, pero hoy puedo decir con mucha fe: ¡Dios nos ha mirado con gran misericordia! Hace unas semanas cumplimos nuestro primer aniversario y a lo largo de este año se ha ido consolidando de forma excepcional la Pastoral Vocacional del Decanato, teniendo Sembradores o Promotores Vocacionales en cada una de las 8 parroquias las cuales conforman el decanato y haciendo presencia a través de actividades en cada una de las comunidades.
La Pastoral Vocacional ha sido realmente una obra de Dios, y yo estoy muy feliz por ello; sin embargo, me queda claro que falta mucho por crecer y mucho más por aprender. Por otro lado, el año pasado realicé mi Proceso Vocacional viviendo un año inolvidable, disfrutando con mucha alegría mi discernimiento, descubriendo que Dios me llamaba para llamar a muchos más a través de este hermoso apostolado y descubriendo que la Vocación es hacer la voluntad de Dios. Añado antes de concluir, que la labor vocacional es de todos, pues todos somos sembradores, así que, si estás leyendo esto: ¡Nunca olvides orar y trabajar por las vocaciones!
Finalmente puedo decir, que no tengo más que palabras de agradecimiento, para todos los que me han acompañado en esta aventura con Jesús, la cual estoy seguro no ha hecho más que empezar.
¡Dios nos ama y nos llama a todos! ¡Ánimo!